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Ordenadores portátiles


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Hoy es un lugar común afirmar que Internet es el primer desarrollo tecnológico significativo en la historia de la educación desde que Guttemberg les dijo a los monjes que tiraran sus plumas. Aunque estoy de acuerdo en el hecho de que Internet es un avance radicalmente importante, mientras sigamos educando a nuestros alumnos en aulas sin ordenadores, los efectos de Internet se verán severamente limitados. El acceso de los estudiantes a su propio ordenador (portátil) será lo que realmente provoque una revolución en la enseñanza y el aprendizaje. Mientras los alumnos no puedan acceder y procesar su aprendizaje en cualquier momento y lugar y en una variedad de formatos, el aprendizaje sufrirá innecesarias restricciones.

¿Qué es un aula basada en los ordenadores portátiles?

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En mi centro educativo, la International School of Toulouse (Escuela Internacional de Toulouse – Francia), un aula basada en los ordenadores portátiles significa que cada estudiante posee su propio ordenador que trae por la mañana a la escuela y se lleva por la tarde a casa para seguir trabajando. Este ordenador portátil es reemplazado y actualizado cada 18 meses, y es equipado con software convencional. Los estudiantes reciben sus clases en aulas en las que todos tienen acceso a Internet e Intranet de alta velocidad y a una gran cantidad de espacio virtual de almacenaje de datos personales y compartidos.

Cada clase tiene un proyector de video y multimedia y diferentes accesorios periféricos para imprimir, escanear, copiar, etc. Estudiantes y profesores disponen también de cámaras de vídeo digital. Hay otros recursos especializados que se pueden encontrar en áreas específicas de diseño, música o arte.

Una breve historia de la educación con ordenador portátil

Dar a los alumnos ordenadores portátiles no es ni nuevo ni inusual. La revolución del ordenador portátil se inicio en los centros australianos hace más de 15 años. En el año 2000, más de 50.000 estudiantes de Australia poseían su propio portátil. Cuando se estableció en 1999, la Internacional School of Toulouse fue el primer centro europeo que incorporaba de manera general los ordenadores portátiles a la enseñanza de unos alumnos comprendidos entre los 8 y los 18 años. En aquel momento, los ordenadores portátiles llevaban en los centros educativos tiempo suficiente para que se hubieran realizado investigaciones solventes sobre su impacto en el proceso de enseñanza y aprendizaje. En 1996, los ordenadores portátiles introducidos en 29 “centros pioneros” norteamericanos produjeron resultados que hubieran colmado de satisfacción a los más ardientes de los pedagogos tradicionales. Los alumnos estaban más motivados, pasaban más tiempo haciendo sus trabajos en casa, tenían mayor dominio de la lectura y escritura y disfrutaban de unas habilidades claramente mejoradas en todo lo relacionado con las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).

[http://rockman.com/projects/laptop/index.htm]

En otros muchos centros educativos se han hecho importantes gastos para dotarlos con aulas de TIC. Aquí, sin embargo, los ordenadores siguen siendo utilizados en general para hacer labores que podían hacerse antes de la introducción de las computadoras. Esto es particularmente cierto en el caso de la enseñanza de la historia. Incluso Internet es utilizado muy a menudo de una forma muy tradicional. Los estudiantes lo utilizan para encontrar datos que podrían ser buscados de forma más fiable en una enciclopedia.

No puedo evitar comparar la situación en la que se haya la educación basada en los ordenadores con lo que ocurrió con los primeros vehículos con motor de explosión en los tiempos de los coches tirados por caballos. La gente de aquel momento, no solo pensó que pasaría mucho tiempo hasta que los coches de caballos fueran reemplazados, sino que la mayoría consideraron a los coches de motor como una novedad en la que no se podía confiar. Muy pocos pronosticaron la enorme transformación socio-cultural que iban a provocar. Pasó un tiempo hasta que la gente se dio cuenta de cómo los nuevos vehículos iban a transformar el mundo. De forma similar, sólo muy recientemente la gente ha empezado a darse cuenta de que los ordenadores son algo más que máquinas de escribir más perfectas: son un elemento tecnológico que puede transformar totalmente la naturaleza del proceso educativo.

Entonces ¿qué es lo que van a cambiar los ordenadores portátiles?

La contestación a esta pregunta es obvia si tenemos en cuenta todo lo que los ordenadores portátiles van a sustituir. Cuando empecé a dar clases, hace diez años, mi madre me pasó sus cuadernos de ejercicios de historia de principios de los años cincuenta. En ese momento, me sorprendió cuanto habían cambiado las cosas en los últimos cincuenta años. Los trabajos de mi madre reflejaban la didáctica de “charla y tiza” que predominaba en aquella época; conceptos como fiabilidad e interpretación no existían y el contenido histórico era abrumadoramente político. Visité recientemente a unos antiguos compañeros de mi anterior instituto (sin ordenadores portátiles) y tuve la oportunidad de echar una ojeada a un montón de cuadernos de ejercicios que tenían aún que corregir. En completo contraste con mi experiencia previa como profesor en aprendizaje, lo que en ese momento me impactó fueron las similitudes con el cuaderno de ejercicios de historia de mi madre de principios de los años cincuenta.

Pese a que habían pasado 50 años, el cuaderno de ejercicios lleno de palabras escritas a mano con algún raro dibujo seguía siendo la expresión más evidente del aprendizaje del alumno. Lo que es aún más importante desde la perspectiva del alumno, el cuaderno de ejercicios lleno de comentarios del profesor en tinta roja y notas era también la principal fuente de evaluación. Ser un “buen alumno en historia”, en 1950 o en el año 2000, sigue siendo básicamente calificado según el estudiante actúe en los límites artificiales de un tradicional cuaderno de ejercicios.

El problema con los límites artificiales en la educación es que los alumnos cada vez se dan más cuenta de su artificiosidad. El contexto educativo para muchos alumnos se está convirtiendo en algo “irreal” y, por consiguiente, irrelevante. Los estudiantes de historia pueden acceder a medios cada vez más sofisticados para aprender historia: televisión, vídeo, CDroms, lecciones hipertextuales en Internet… y, sin embargo, las actividades que se les piden en el aula siguen siendo básicamente algo que pueda ser escrito a mano o impreso y pegado a su cuaderno de ejercicios al acabar cada lección.

En comparación con los cuadernos de ejercicios, los ordenadores portátiles tienen al menos dos claras ventajas. En primer lugar, si están equipados en el software adecuado, los ordenadores portátiles se convierten en “cajas de herramientas” que pueden ayudar a los alumnos a aprender. En segundo lugar, aunque pueden parecerse a una máquina de escribir, un portátil permite a los alumnos almacenar pruebas de su aprendizaje y de sus avances que no pueden ser fácilmente expresadas por la palabra escrita.

(i) Los ordenadores portátiles como “cajas de herramientas” de aprendizaje multi-media

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(Un marco de escritura electronica de www.schoolhistory.co.uk)

Un ordenador portátil puede empujar a los alumnos a superar sus dificultades ayudándoles a centrarse en las habilidades que interesan en historia. Los “marcos electrónicos de escritura” permiten que los estudiantes produzcan notas bien ordenadas o planifiquen un trabajo de forma bien ordenada.

Tomemos por ejemplo una actividad basada en un procedimiento tradicional como escribir un ensayo histórico. Como profesores, sabemos que a muchos estudiantes les resulta difícil ordenar sus ideas antes de ponerse a escribir. También sabemos que no todos los alumnos tienen paciencia para hacer los borradores necesarios antes de poner a la labor. Un ordenador portátil con un procesador de texto y un estudiante con un marco de escritura electrónico eliminan estas dificultades y permiten al estudiante concentrarse en lo siempre ha sido lo importante: el argumento, el análisis y la evidencia. Otra ventaja es que el ensayo escrito en un ordenador portátil permite al profesor hacer intervenciones mientras el alumno está realizando el trabajo, sin necesidad de las correcciones en tinta roja que tanto pueden descorazonar al estudiante.

Pero un ordenador portátil no es un procesador de texto más bonito y complejo. Lo realmente estimulante de la educación basada en un ordenador portátil es que funcionando como una “caja de herramientas” le permite al estudiante expresar su aprendizaje en un formato que se adapte a su propio estilo de aprendizaje. En contraste, un aula de historia tradicional, limitada al aprendizaje del cuaderno de ejercicios, es una clase que depende absolutamente de estrechas habilidades lingüísticas.

Tras unas pocas semanas de trabajo con un ordenador portátil, hasta el más joven de los alumnos es capaz de producir presentaciones multimedia que expresan una comprensión conceptual sofisticada sin necesidad de palabras escritas. Algunos estudiantes continuarán y producirán presentaciones que tendrán la apariencia ensayos y serán leídas como tales. Pueden haber utilizado diferentes “diapositivas” de la presentación como marcos de escritura para diferentes parágrafos y podrán haber incorporado imágenes ilustrativas escaneadas de libros o bajadas de Internet. Otros estudiantes pueden haber incluido música compuesta por ellos mismo, complejas secuencias animadas o vídeos de ellos mismos y otros compañeros actuando en un juego de rol histórico. Estos estudiantes pueden haber prescindido del texto escrito completamente, optando por narrar su presentación…

El uso de los ordenadores portátiles puede, en definitiva, ofrecer a los alumnos la posibilidad de aprender y expresar ese aprendizaje en un formato que es el más apropiado para su propio perfil intelectual.

(ii) Los ordenadores portátiles como carpetas de trabajos o portfolio de múltiple tipos de información

La segunda ventaja del ordenador portátil sobre el cuaderno de ejercicios se centra en la flexibilidad que le permite ser una carpeta de trabajos o portfolio para una amplia gama de diferentes tipos de trabajos de los alumnos. Un cuaderno de ejercicios escrito a mano es un diálogo escrito (cerrado) entre el profesor y el alumno. Un estudiante que exprese su aprendizaje mediante un sitio web o una presentación multimedia no está necesariamente atado por las limitaciones de su inteligencia lingüística y está implicado en un diálogo abierto con cualquiera en el mundo que esté interesado en el tema. Es más, aparte de los recuerdos que pronto se olvidan, ¿qué es lo que se lleva un alumno de su aprendizaje cuando el curso académico termina? Un ordenador portátil permite que el estudiante guarde en un formato transportable evidencias de una amplia gama de éxitos en su aprendizaje. Entre ellos hallamos todo lo que puede producirse electrónicamente o capturarse en un vídeo digital: juegos de rol, discursos, debates, simulaciones, enseñanza en el aula, películas, sitios web, etc.

Un ejemplo es la actividad sobre la Propaganda Nazi que he venido haciendo con mis alumnos de 14-16 años. El último año académico la realicé en el marco de una clase con ordenadores portátiles y los estudiantes produjeron sitios web promocionales.

[www.intst.net/humanities/igcsehist/term3/persuasion/film2003.htm]

La diferencia en calidad y en la motivación de los alumnos es marcada. Los alumnos pudieron editar vídeo digital para rodar una escena de la película e integrarla en el sitio web. Lo más interesante de todo fue que los alumnos que fueron premiados por sus propios colegas no fueron los que normalmente obtienen sobresalientes en historia. La edición de vídeo digital, actuar, diseñar sitios web… no es privilegio exclusivo de los alumnos fuertes en historia, pero, sin embargo, pueden ser utilizados para expresar comprensión histórica.

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(Un juego de rol rodado en video como parte del portfolio de aprendizaje de un estudiante)

Cuando un proyecto de este tipo concluye, los alumnos pueden copiar su trabajo completo en un CDRom y llevárselo. A diferencia de un cuaderno de ejercicios, el CDRom del trabajo de un alumno es un registro multimedia de una amplia gama de aprendizajes y éxitos que de otra manera sería efímera y rápidamente olvidada. Como profesores de historia, somos a menudo reacios a invertir mucho tiempo de nuestra clase en actividades que los estudiantes pueden no tomarse muy en serio y para los que no hay una forma factible de ser registradas y calificadas. Con los ordenadores portátiles y un vídeo digital, todos los estudiantes pueden realizar un registro portátil de su trabajo antes de que la lección termine. En esta situación, los alumnos tienden a preparase para una lección basada en su actuación (juego de rol, simulación, etc.) tan bien como cuando se preparan para un examen tradicional.

Hasta mis alumnos más jóvenes hablan ahora de estilo “linear” y estilo “web” o “red” de aprendizaje. Al hacer la distinción se hacen conscientes de los diferentes tipos de audiencia que puede tener su trabajo. Aprendizaje “linear” significa una presentación tradicional del tipo de un cuaderno de ejercicios. En una presentación “linear”, la audiencia (normalmente el profesor solo) es pasiva y no tiene ningún tipo de control sobre el contenido de la presentación. Puede ser una película, un ensayo o una presentación multimedia, empieza con un comienzo y se desarrolla hasta su final.

En contraste el aprendizaje en estilo “web” o “red” asigna a la audiencia del trabajo del alumno un papel activo. A la audiencia se le presentan opciones, y para progresar la audiencia (que ya no son simples lectores) tiene que hacer elecciones. Para que esta forma de presentación tenga éxito, el estudiante no solo tiene que “conocer” el tema que está presentando, sino que necesita ser capaz de enseñarlo. Y esto, por supuesto, requiere una comprensión mucho más profunda.

En un nivel básico de interactividad se puede dar simplemente la opción de elegir diferentes rutas durante la presentación; en un nivel más complejo, los estudiantes pueden incorporar juegos interactivos relativamente sofisticados. Gary Stager, el pedagogo norteamericano asociado con el lenguaje de programación Logo y el software constructivista MicroWorlds, afirma de forma convincente que los alumnos que más aprenden del software educativo son los que diseñan el suyo propio. También ocurre con los estudiantes que crean sus propios sitios web de aprendizaje o diseñan sus propios juegos y presentaciones interactivos.

¿Son los ordenadores portátiles el futuro de la educación?

Si tenemos en cuenta las investigaciones más aceptadas por la comunidad educativa, la respuesta es un rotundo “¡Si!”. Jaime McKenzie, del diario educativo tecnológico From Now On (De ahora en adelante), ha afirmado: “Una década después de que se crearan las escuelas basadas en los ordenadores portátiles (en las que cada alumno posee y lleva su propio ordenador portátil individual), lo que predominan son los informes brillantes y los testimonios positivos sobre ese tipo de equipamiento para los centros educativos” Sin embargo, continua McKenzie: “Si se visita alguno de esos centros y se habla con los profesores de a pie, podemos ver que la imagen que se tiene fuera de estas escuelas contrasta con la que se tiene dentro.”

(After Laptop http://www.fno.org/apr02/afterlaptop.html)

Tiene razón hasta cierto punto. Parte del problema es que el lanzamiento de programas basados en los ordenadores portátiles cuesta mucho dinero a alguien: autoridades locales, padres que pagan altas matrículas, firmas patrocinadoras, etc. Teniendo que justificar el enorme gasto, la institución educativa se pone instintivamente a la defensiva desde el mismo momento en que se lanza el programa. Es evidente que la escuela no puede admitir que tanto gasto no ha llevado a otra cosa que a un gran éxito.

Tom Daccord, un profesor de historia norteamericano que utiliza ordenadores portátiles ha escrito sobre alguno de los problemas con los que se ha encontrado:

“Tras unas primeras clases llenas de problemas, mi entusiasmo por el experimento se había reducido considerablemente. Los ordenadores portátiles no eran tan seguros como los ordenadores normales y los estudiantes interrumpían las clases muy a menudo quejándose: “¡No puedo entrar en Internet!” o “¡Mi ratón se ha atascado!” o “¡Mi correo electrónico no funciona!”… Eran necesarios unos cuantos minutos al principio de cada clase para abrir el archivo o página adecuado y comenzar la lección diaria. Yo tenía que arrancar mi propia máquina también y conectarla al proyector. Cuando una máquina no funcionaba (la mía o la suya) la lección se interrumpía y la clase perdía su ritmo… Las máquinas son también una distracción importante. Los jóvenes están siempre tentados de echar una ojeada a su correo electrónico, o entrar en Internet, incluso cuando se supone que debían de estar tomando notas. Y es difícil saber lo que están mirando los alumnos, a no ser que se esté detrás de ellos. (Por eso, les hago sentarse con sus espaldas hacía mí durante los exámenes). ¡Siempre me estoy preguntando si están tomando notas cuando están escribiendo en el ordenador de forma tan apasionada! De vez en cuando me doy una vuelta por la clase, pero ellos pueden esconder lo que tienen en la pantalla de una forma muy rápida.”

(http://www.besthistorysites.net/teachwitht...e_wireless.html)

Pienso que hay tres problemas prácticos al usar ordenadores portátiles en la enseñanza. El primero es la fragilidad que resulta del tipo de falta de seguridad que Tom Daccord describe más arriba. La característica definitoria de un ordenador portátil es también la fuente de su debilidad, su portabilidad. Soy tan cuidadoso como la mayoría de mis estudiantes, sin embargo, en los últimos cuatro años ha habido cuatro ordenadores rotos. La segunda debilidad es el problema ergonómico que resulta de la proximidad del teclado a la pantalla. Esto hace imposible mantener una buena postura mientras se está trabajando. El tercero es un problema de peso. Aunque hoy son significativamente más ligeros que hace unos años, un ordenador portátil significa unos cuantos kilos más para una mochila escolar que ya era demasiado pesada.

En este momento hemos conseguido solucionar estos problemas. Una buena (aunque cara) política de seguros, un efectivo sistema de mantenimiento y préstamo, y un sistema de ayuda y cuidado a los alumnos pueden mantener el nivel de averías bastante bajo y minimizar los riesgos de salud.

Si los estudiantes no tienen ordenadores portátiles, cada uno de ellos necesitará un fácil acceso a un ordenador conectado a Internet fuera del centro. Lo más normal es que sea en su casa, pero no tiene porque ser así necesariamente.

En la escuela, las aulas tienen que estar equipadas para proveer de forma flexible acceso de todos los alumnos a los ordenadores. A medio plazo esto puede ser por medio de ordenadores portátiles en carritos y una red sin cable, pero finalmente las aulas deberán estar diseñadas de forma imaginativa de manera que no impidan formas más tradicionales de enseñanza o cualquier forma de trabajo en grupo. La clase de historia del futuro debe ser un espacio que permita juegos de rol, otro tipo de juegos y alumnos trabajando con tijeras y goma.

Conclusión

Dale Spender, en el libro Nattering on the Net: Women, Power and Cyberspace (Charlando en la red: Mujeres, Poder y Ciberespacio), destaca lo que hoy constituye el problema central de la tradicional aula basada en el cuaderno de ejercicios:

“Es un modelo de enseñanza/aprendizaje que no sintoniza con el resto del mundo. Muchos de los estudiantes de hoy pueden deciros de una forma categórica cuán “irreal” (y aburrido y tonto) es el contexto educativo. La teoría educativa, la práctica y la organización tradicional están convirtiéndose cada día más en algo irrelevante y difícil de llevar a la práctica: igual que le pasó al modelo de los escribanos, obsoleto tras la invención de la imprenta.”

En contraste con la clase tradicional, el “contexto educativo” de un aula con ordenadores portátiles es muy real. Pero es un contexto en el que el rol del profesor debe cambiar significativamente. Para decirlo de forma sencilla, los profesores tienen que “enseñar” menos y ayudar más. Algunos pueden ver este hecho como una amenaza a su profesión. Pero como profesionales debemos enfrentarnos al hecho de que un alumno con un ordenador portátil “sabe” más que un profesor sin él. Mi experiencia sugiere lo que la investigación en Estados Unidos confirma, los profesores en un centro con ordenadores portátiles tienen más tiempo para hacer las cosas que los docentes siempre hemos considerado más importantes: trabajar con los estudiantes de forma individualizada, diferenciar entre las diferentes capacidades, atender a la diversidad, etc.

Sin embargo, tal como todos reconocemos, esta revolución necesita algo más que el apoyo de los profesores, necesita también el apoyo de todos los estamentos educativos. Actualmente, los exámenes externos son uno de los mayores impedimentos para conseguir un aprendizaje relevante en mi centro. ¡Hoy me veo en la ridícula situación de tener que decir a mis alumnos más mayores que dejen a un lado los ordenadores portátiles para que adquieran la pericia en escribir a mano que les permita aprobar los exámenes externos! ¿Se puede llegar a una situación más “irreal, aburrida y tonta”?

El mayor compromiso con el cambio debe venir de los gobiernos que deben subvencionar el sistema educativo para que se mantenga al día de los cambios tecnológicos. Los ordenadores portátiles para cada alumno son solo el comienzo. Los profesores necesitan también aulas con proyectores multimedia, cámaras y vídeos digitales, acceso de banda ancha a Internet y mucho espacio en un servidor para que los alumnos almacenen su trabajo. Y lo que es más importante, necesitan de un currículo digital relevante basado en el “hipertexto” y recursos que les permitan liberarse para hacer los que siempre han hecho mejor, ayudar a los jóvenes a aprender.

Me gustaría concluir con el argumento que hicieron hace treinta años los pioneros de la enseñanza con ordenadores en las escuelas:

“(…) Sólo la inercia y el prejuicio, no la economía o la falta de buenas ideas educativas, pueden interponerse en el camino para dar a cada alumno en el mundo los tipos de experiencia a los que hemos tratado de dar un simple vistazo. Si a todo niño se le da acceso a un ordenador, los ordenadores serán lo suficientemente baratos para todos los niños tengan acceso a uno” Seymour Papert and Cynthia Solomon 1971 (quoted in www.stager.org)

Puede parecer esperar demasiado pensar que en el 2004 cada alumno tenga su ordenador portátil. Pero tenemos que aceptar que nuestro fracaso en crear un contexto alternativo “real” puede provocar que las escuelas sufran el mismo destino que el coche de caballos a fines del siglo pasado.

Lecturas adicionales y referencias

www.intst.net/humanities

El sitio web de Historia y Geografía de la International School of Toulouse.

http://notesys.com/LinkSite/papers.htm

Ensayos sobre la utilización de ordenadores portátiles en la escuela.

http://www.fno.org/apr02/afterlaptop.html

After Laptop (Tras los Ordenadores Portátiles) de Jamie McKenzie

http://rockman.com/projects/laptop/index.htmEl proyecto de investigación sobre el uso de los ordenadores portátiles en las escuelas subvencionado por Rockman Microsoft.

http://www.besthistorysites.net/teachwithtech/index.shtml

Tom Daccord un profesor de historia de Massachusetts (EE.UU.) ha escrito sobre sus experiencias como profesor de historia en un aula con ordenadores portátiles, experiencias que en gran medida son similares a las mías. Especialmente aquí http://www.besthistorysites.net/teachwitht...e_wireless.html Podemos leer su comentario “Está claro que los ibooks han transformado la forma en la que enseño y han cambiado la dinámica de mi clase. Con estos ordenadores mis estudiantes son mucho más activos en su proceso de aprendizaje y me baso mucho menos en métodos de enseñanza pasivos. Los ordenadores permiten a mis alumnos asumir diversos papeles en el proceso de aprendizaje y les dan muchas más oportunidades de investigar, organizar y presentar sus propios materiales. Las máquinas permiten poner a los estudiantes en el centro de la experiencia de aprendizaje y fomentan la investigación, la iniciativa y un pensamiento más elaborado en el aula”.

Traducción:

Juan Carlos Ocaña

Jefe de Departamento de Geografía e Historia

IES Parque de Lisboa – Alcorcón (Madrid)

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